Hubo un emprendedor japonés, cuyo nombre era Soichiro. Nació en 1906 en el seno de una familia muy pobre. Era pésimo estudiante pero un sagaz observador y cuando pudo ver de cerca un autómovil por primera vez, nació en su corazón el sueño de construir uno.
De su padre aprendió el oficio de reparar bicicletas y a los 16 años se instala en Tokio para trabajar de aprendiz en un taller mecánico de autos. Tan solo seis años después juntó algo de dinero y decide emprender un camino ligado a su pasión por la innovación. Abre su propio taller en donde pasa los días. El sueño comenzaba a tomar forma...
Paralelamente estudiaba ingeniería en la universidad pero abandona los estudios, y en 1938 vendió sus pocas pertenencias, incluyendo las joyas de su mujer, y puso un taller para diseñar y producir un nuevo concepto de aro de pistón con la intención de vendérselo de Toyota. Después de trabajar día y noche Soichiro presentó su prototipo y fue rechazado por no cumplir los niveles de calidad requeridos. Decidió continuar sus estudios mientras seguía perfeccionando su producto. Dos años después logró cerrar su primer contrato con Toyota quien ofreció financiar su fábrica.
Soichiro había cumplido su sueño, pero cuando estaba por comenzar a levantar su fabrica, el gobierno japonés, que se estaba preparando para la guerra, se negó a venderle el hormigón. Como buen emprendedor ni se deprimió ni abandonó su sueño y junto con su equipo decidieron fabricar su propio hormigón y así construyeron la planta. Durante la guerra, la planta fue bombardeada 2 veces y grandes sectores fueron destruidos. Con paciencia y determinación logró rearmarse y continuar su operación.
Soichiro como buena parte de sus compatriotas se movilizaba en bicicleta. Un día, cansado de pedalear, tuvo la idea de adaptar a su bicicleta un pequeño motor abandonado por los soldados norteamericanos que funcionaba a querosene. Al tiempo, sus familiares y vecinos le pidieron que hiciera lo mismo con sus bicicletas, hasta que al poco tiempo Soichiro se quedó sin motores pero con una intución: estaba a las puertas de un gran negocio.
A pesar de la escasez de financiamiento, este empedernido emprendedor salió a buscarlo por todo Japón; tenía que armar sí o sí su fabrica de motores para adaptarlos a las bicicletas. Escribió 15.000 cartas personalizadas a todos los bicicleteros del Japón invitándolos a invertir en su compañía. Recibió 5.000 respuestas afirmativas y fue así que Soichiro Honda, inició su fabrica de motocicletas.
Su primer producto “Dream” fue lanzado en 1951. En 1958 presentó el Súper Club en Estados Unidos y se consolidaba como la empresa fabricante de motos más grande de Japón. En 1962 invirtió US$ 5 millones en una camapaña publicitaria dirigida a eliminar paradigmas de la motocicleta y el mercado se expandió por millones. A mediados de los 80 tenía el 60 % del mercado mundial y para 1990 embarcaba 3 millones de motocicletas al año hacia Estados Unidos.
En 1970, Honda ingresa al mercado de los automóviles, su gran pasión e ideal y lanza su primer modelo, el Civic.
Su fama de empresario rebelde e intuitivo se ratificó en 1974 durante la crisis del petróleo. En ese momento, los fabricantes japoneses firmaron un acuerdo que limitaba la producción y aumentaba los precios de mercado. Honda se negó e hizo lo contrario: elevó la producción y bajó los precios, y a pesar de su ignorancia macroeconómica, no se equivocó: sus ventas se incrementaron un 76%. Honda logró transformar al mercado y por ende la industria. El mercado terminó adaptándose a sus productos, más que Honda al mercado.
Soichiro Honda se conviritió en el empresario de ingeniería mecánica más brillante y próspero del mundo después de Henry Ford.
Ni un banco, ni un fondo de inversión, ni una incubadora sino la confianza y la visión de cinco mil bicicleteros fue el aval que necesitó para empezar a edificar su imperio; y para convercerlos sólo tuvo que abrir su corazon y compartir el enamoramiento de su idea. Es así; aún en los negocios el amor es más fuerte y la pasión por las ideas vale más que el mejor Business Plan del mundo.
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